El caballo, el toro y la alternativa de un torero

Respecto al caballo en las ganaderías lo tienen por necesidad para las labores del ganado bobino o para la crianza del toro bravo porque desde el caballo y una garrocha o «palo» se controla y se maneja al toro para su crianza. Gran parte de los espectadores que asisten a las corridas de toros y muchísimos de cuantos las contemplan a través de las pantallas de televisión desconocen los misterios de lo que ven.

No digamos los que nunca la han visto y solo tienen referencias taurinas a través de comentarios esporádicos y fugaces en los medios de comunicación. Intento por una parte aproximarles  a lo desconocido, y de otra que cuando vallan a los toros y solamente en las imágenes más o menos plásticas que derivan del juego taurino puedan descubrir el fondo de su razón , porque detrás de lo que ocurre delante de sus ojos hay un mundo variadísimo de situaciones que, si se saben descifrar y se aprenden a valorar, pueden desvelar gran parte el entramado de un arte único por incierto,  efímero e irrepetible.

Incierto porque imprevisible y hasta misteriosos son los diversos comportamientos de las reses bravas, y diferentes cada uno de los toreros y sus respectivos estado de ánimo. Efímero ya que sucede en un estrecho y limitado periodo de tiempo. E irrepetible, pues cualquier lance taurino por pequeño o grande que sea, jamás se puede contemplar de nuevo en las mismas circunstancias. A muchos les podrá parecer casual el arte del toreo. No lo es, porque se basa y surge en la mejor conjunción de las condiciones especificas de un hombre dotado para la profesión taurina enfrentadas a las de un animal peligroso, el valor como soporte de la inteligencia que el toreo utiliza para dominar y aprovechar la mayor o menor fuerza  y nobleza del toro, en cada caso, tratando de que la lucha o el juego se desenvuelvan con el máximo, el más hermoso, personal y ajustado acople entre los contendientes.

 

Cuando el intérprete logra acoplarse con un toro en grado máximo y siente su obra en lo más hondo, la realidad torera parece un sueño. Un sueño ideal capaz de emocionar y entusiasmar a todos los espectadores al unirse como muy pocas artes lo logran, sean o no aficionados o entendidos.

Lo que distingue a unos de otros es que los verdaderos aficionados también disfrutan de las corridas de toros aunque no de produzcan momentos sublimes, y los que no lo son se cansan si no hay éxito, se desesperan y llegan hasta despreciarlas. Dedico esto a los que sin saber nada o casi nada del toro y del toreo quieran descubrir algunas razones de una repentina atracción por las corridas, porque hubo algo que les sedujo en su primera experiencia sin poder explicar cómo ni porque. También va dirigido a los que después de asistir a uno de los festejos taurinos deciden no volver más. Antes de asistir a cualquier festejo taurino, los aficionados suelen hacer dos preguntas: ¿ Quién torea esta tarde? ¿ de Quién son los toros que se van a lidiar?  Ambas constituyen a la expectativa potencial del espectáculo, que es muy probable que sea mejor cuanta mayor sea la categoría de los toreros anunciados.

 

Cualquier espectador  que entre en una plaza para ver una corrida de toros debería conocer la identidad y la clase de los que van a actuar, porque el precio de la entrada es mayor cuanto más importancia tienen los que figuran en el cartel anunciador. A menudo solemos ver delante de las plazas de toros a muchos curiosos dispuestos a entrar con cara de creer que todas las corridas tienen la misma categoría. Los carteles que hay junto a las taquillas despejan las primeras incógnitas. Pero es la información que proporciona la prensa local en la sección que dedican a los toros y, sobre todo la exhaustiva que siempre incluyen las revistas especializadas, las que se deben consultar siempre que se quiera asistir a una corrida con un mínimo de garantía para no exponerse a desagradables sorpresas.

Desconfiar de aquellos carteles en lo que los anunciados no figuran entre los quince o veinte puestos de arranque es lo más prudente. Y, desde luego, cuanto más arriba figuren los anunciados en la lista mayor seguridad tendrá el nuevo espectador de haber acertado. Baremo que recomiendo aplicar a toda clase de espectáculos taurinos aunque, por supuesto, siempre hay excepciones que confirman la regla. Sobre todo en el escalafón de matadores de toros, aporte la importancia de los anunciados, una corrida tiene algunas variantes: corrida de toros corrida de novillos o novilladas, corrida de rejones, en la que únicamente actúan toreros a caballo (rejones), y corridas mixtas en las que se mezclan dos o más modalidades de entre las mencionadas aunque estas últimas son muy poco corrientes. Las corridas de toros y de novillos son más habituales. En las corridas de toros actúan diestros «toreros» que han tomado la alternativa, requisito indispensable para poder lidiar toros en público, reses con más de cuatro años de edad cumplidos. Ambas cuestiones vienen determinados por la tradición y son de obligado cumplimiento. La alternativa en la ceremonia por la que un aspirante a matador de toros (novillero o matador de novillos) alcanza el grado superior de su profesión.

 

El término puede comprenderse mejor si lo comparamos a la obtención  del doctorado universitario. El acto de recibir la alternativa se celebra en algunas corridas de toros, debidamente anunciada la circunstancia como tal, en las que el matador más antiguo actuante cede el primer toro del festejo al aspirante, en la práctica, esta cesión tiene lugar desde el principio de la lidia, aunque teóricamente lo que el veterano cede al neófito es solamente la muerte del toro que por turno le correspondería matar a él. Razón por la que la ceremonia de la alternativa se celebra una vez picada y banderilleada la res. Una vez terminada la ceremonia el nuevo matador se puede considerar «doctorado» y, ahí en adelante, actuar como tal en los festejos donde participe, ocupando en los sucesivos carteles el puesto que por su antigüedad le corresponde. La fecha de la alternativa es la que cuenta como dato oficial de dicha antigüedad este doble rito pertenece a la tradición y la cortesía. Costumbre que se celebra hasta nuestros días, como igualmente se mantiene la costumbre de confirmar la alternativa, en la plaza de toros de Madrid, la primera vez que se actúa allí como matador de toros, siempre que el nuevo matador no se haya doctorado en ella. Idéntica tradición es preceptiva en la plaza monumental de México y en la de Bogotá (Colombia).

 

 

Por lo que la ceremonia de confirmación también es obligatoria para los toreros que debutan como matadores de toros en aquellas plazas. No todos los que toman la alternativa son capaces de instalarse como fuerza en la categoría superior. Solamente los verdaderos dotados y dispuestos a mantener su vocación a costa de cualquier renuncia y sacrificio llegan a mantenerse como matadores de toros durante muchas temporadas. No digamos, la dificultad casi milagrosa que supone ser figura del toreo. Esta situación es un privilegio muy costoso de alcanzar y casi imposible de sostener. Si en cualquier otro arte o profesión son escasísimas la figuras, en el torero escasean mas por las especiales circunstancias y coincidentes virtudes que deben confluir en una sola persona para llegar a serlo y más aún, para mantenerse en lo alto durante años.

 

 

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