La fiesta de San fermin

Las Fiestas de San Fermín, conocidas popularmente como Sanfermines (en euskera, sanferminak) son una celebración en honor a San Fermín de Amiens que se hace anualmente en la urbe de Pamplona, capital de Navarra (España).

Contenido del árticulo

San Fermín de los Sanfermines

Los festejos de San Fermín empiezan con el lanzamiento del chupinazo desde el balcón del Municipio de Pamplona, a las doce del mediodía del seis de julio y acaban a las veinticuatro horas del catorce de julio con el Pobre de mí..., una canción de despedida.

Una de las actividades más conocidas de los Sanfermines es el encierro, consistente en un recorrido de ochocientos cuarenta y nueve metros delante de los toros y que acaba en la plaza de toros. Los encierros tienen sitio todos y cada uno de los días entre el siete y el catorce de julio y empiezan a las 8 de la mañana, con una duración media de entre 2 y 3 minutos. En el siguiente vídeo puedes ver el 3º ENCIERRO de 2016 de San Fermín en Pamplona el 9 de Julio  – Sanfermines:

Los Sanfermines tienen un origen que se remonta múltiples siglos, si bien su fama mundial es un fenómeno reciente, vinculada asimismo a la difusión que les dio Ernest Hemingway. Se trata de unas fiestas singulares y, indudablemente, el evento por el que más se conoce a Pamplona en el planeta. Su fisonomía actual, cosmopolita y tumultuaria, es el resultado de una lenta evolución histórica cuyos orígenes se remontan a la Edad Media.

3 celebraciones independientes están en su origen: los actos religiosos en honor a San Fermín, desde ya antes del siglo XII, las ferias comerciales y las corridas de toros, documentadas las dos desde el siglo XIV. La Iglesia festejaba el diez de octubre la festividad de San Fermín, patrono de Navarra. Cansados de las inclemencias climatológicas del otoño, el Municipio de Pamplona pide al prelado en mil quinientos noventa y uno trasladar la celebración al 7 de julio, a lo que el obispo accedió. En aquellos días se festejaban ferias en Pamplona con corridas de toros. De esta manera, se generó la coincidencia entre la celebración religiosa y el bullicio ferial, en el que los toros jugaban un papel esencial. A lo largo de bastante tiempo se ha creído que la festividad de San Fermín se festejaba el veinticuatro de septiembre.2 El patrón de la urbe, san Saturnino, se sostiene con una celebración considerablemente más modesta en el veintinueve de noviembre. Para muchos de los visitantes, este hecho causa la confusión de asociar que San Fermín el patrono de la urbe.

Otra creencia equivocada es creer que San Fermín es patrono de Pamplona, cuando lo es de toda Navarra. Honor que comparte con san Francisco de Javier. El patrono de Pamplona es San Saturnino o bien San Cernin, prelados de Toulouse y mártir.

El escritor estadounidense Ernest Hemingway fue uno de los que contribuyeron a extenderlos a través de su famoso libro Fiesta. La población de Pamplona a lo largo de esta semana de fiestas pasa de 190.000 a más de 1.000.000 de personas.

Orígenes de los Sanfermines

Los SanFermínes nacieron en la temporada medieval como feria comercial y celebración secular, usando para esto las datas de fiestas religiosas cristianas, que por su parte utilizaban semanas festivas de orígenes más precedentes, como la del paganismo vasco y latino. A principios del siglo XIII se festejaban unas ferias comerciales tras la noche de san Juan, entre el día veintitres y el veinticuatro de junio, coincidiendo con el inicio del verano, y más tarde se pasaron a festejar desde la festividad de San Pedro, el veintinueve de junio. Como las ferias eran puntos de encuentro de mercaderes, ganaderos y campesinos, eran asimismo un pretexto para celebrar y empezaron a organizarse corridas de toros como una parte de la tradición. Hay otros días vinculados al final del verano, el diez de octubre, en que se organizaba una feria en Pamplona, de 7 días de duración, desde el año1324 por privilegio del rey Carlos I de Navarra y IV de Francia. En 1381 por privilegio del rey Carlos II de Navarra, pasó a ser feria franca, coincidiendo asimismo entonces con festividades religiosas. Estas 2 ferias y fiestas, al comienzo y al final del verano, se agruparon en 1592 para aprovechar el mejor tiempo, empezando el día séptimo del séptimo mes: el siete de julio. Si bien aún hoy en día, a fines del verano, se festejan «san Fermín txikito» (pequeños sanfermines) solo festejado por los propios navarros.


Consta que el Municipio de entonces festejó una celebración ya en las nuevos días, el siete de julio de 1591, con el próximo programa:

• Pregón de Fiestas.
• Campeonato con lanzas en la presente Plaza del Castillo.
• Teatro: «Comedia y Desgracia del Bienaventurado San Fermín«.
• Danzas, procesión por las calles, etcétera

El día después, se festejó una corrida de toros.

Fueron pasando los siglos, sin importantes cambios en los Sanfermines. Aunque desde mil novecientos cincuenta más o menos, los cambios han sido acelerados. El primero debido al aumento del nivel de vida. El pueblo (Pamplona tendría unos veinte mil habitantes) se juntaba en la Plaza Consistorial para recoger al Municipio y acompañarlo a la iglesia de San Lorenzo, donde en la capilla de San Fermín se festejaban, las Vísperas, en la tarde del seis de julio. Tras la misa, pueblo y autoridades retornaban de la iglesia al Municipio, del mismo modo por la calle Mayor.

Desde mil novecientos cincuenta, más o menos, los Sanfermines vienen evolucionando tanto como la sociedad. Han perdido mucho de su componente religioso, si bien la procesión prosigue siendo tumultuaria y presenta ciertos «momenticos» singularmente entrañables, como la jota que se canta al santo en la Plazoleta del Consejo o bien el Abur jaunak interpretado en su honor en el sitio, en frente de la iglesia de san Cernin en que diríase que fue bautizado. El «riau-riau», con el que el pueblo acompañaba, a los sones del «Vals de Astráin», al Municipio en cuerpo de urbe, difiriendo lo más posible su marcha desde la Casa Consistorial hasta la iglesia de san Lorenzo, para festejar acá las Vísperas del santo, ha debido suspenderse por el hecho de que en los últimos tiempos había sido ocasión de quejas y altercados. Ahora bien, últimamente se está volviendo a celebrar originalmente, por iniciativa de clubs de retirados, pero sin la empresa municipal.

El chupinazo de los Sanfermines

El chupinazo es el cohete que se lanza el día seis de julio de de año en año a las 12 del mediodía desde el balcón de la casa consistorial de Pamplona para apuntar el comienzo de las fiestas de San Fermín o bien Sanfermines. Reúne elevado número de público y se retransmite en riguroso directo por T.V.. Es el chupinazo más renombrado del planeta.

El origen de esta tradición se encuentra a principios del siglo veinte. El Municipio de Pamplona contrataba una compañía de pirotecnia que disparaba una serie de cohetes el día seis de julio, víspera de la celebración de San Fermín, para indicar el comienzo de las fiestas. Los cohetes se disparaban desde la Plaza del Castillo por un empleado de la compañía, sin mayores liturgias. En la década de los años treinta comenzó a congregarse una buena cantidad de público en el instante del lanzamiento de los cohetes, y ciertas personas de Pamplona pedían al obrero que les dejase aprender la mecha, particularmente Juan Echepare Aramendía disparó el primer cohete entre mil novecientos treinta y uno y mil novecientos treinta y seis.

En mil novecientos treinta y nueve fue un concejal del municipio, Joaquín Ilundain, el que pidió para sí mismo el honor de disparar el primer cohete, y a causa de ello el escritor de noticias José Mª Pérez Salazar fomentó la idea de que el lanzamiento de ese primer chupinazo se hiciese con mayor solemnidad. En mil novecientos cuarenta y uno por vez primera el disparo se hizo desde el balcón primordial de la Casa Consistorial, siendo encargado de aprender la mecha el propio Joaquín Ilundain. En los años siguientes se adoptó la costumbre de que el concejal encargado de disparar el chupinazo fuera el presidente de la comisión municipal de fiestas. Esta costumbre solo se rompió en mil novecientos sesenta y cuatro cuando se cedió el honor a Manuel Fraga, Ministro de Información y Turismo, que se encontraba de visita en la urbe. Es asimismo tradicional que quien dispara el chupinazo anteriormente vitoree a San Fermín.

Tras la instauración de la democracia y la elección del primer municipio democrático en mil novecientos setenta y nueve se adoptó el criterio de que el lanzamiento del chupinazo se hiciese rotatorio, primero entre los miembros de la comisión de fiestas y, desde mil novecientos ochenta y tres, entre los diferentes conjuntos políticos de mayor a menor. Este criterio solo se ha roto en los años dos mil, dos mil uno y dos mil diez en que se dio la distinción del lanzamiento al Club Atlético Osasuna, en la persona de su capitán César Palacios, por el ascenso logrado ese año dos mil a Primera División, al Portland san Antonio, en la persona de su presidente Fermín Tajadura por su victoria en la máxima competición continental, la Copa de Europa de Balonmano, y a la Comparsa de Gigantes, en la persona de su presidente Mari Ganuza, como reconocimiento a los ciento cincuenta años de historia.

Desde el seis de julio de mil novecientos cuarenta y uno, pese a que ciertas personas encargadas de lanzar el cohete han hecho ciertos cambios en el tradicional grito, la fórmula que mayoritariamente se ha pronunciado ha sido la siguiente:

«Pamploneses, Pamplonesas, ¡Viva san Fermín! Gora san Fermin!»‘

En el siguiente vídeo Mari Ganuza, presidente de la Comparsa Gigantes y Cabezudos, que cumple 150 años, ha sido el encargado de lanzar el cohete que abre las fiestas de San Fermín. Ganuza ha usado la doble fórmula en español y en euskera para dar inicio a las fiestas: ‘Pamploneses, pamplonesas, ¡viva San Fermín!; Iruñatarrak, ¡gora San Fermín!

Encargados en lanzar el chupinazo de los Sanfermines

El primer chupinazo disparado desde la Casa Consistorial fue en mil novecientos cuarenta y uno, entre mil novecientos uno y mil novecientos cuarenta se hacía desde la plaza del Castillo. En mil novecientos setenta y nueve, el primer regidor de la democracia en Pamplona, el socialista Julián Balduz estableció que el responsable de lanzar el chupinazo se escogiésemos entre los concejales del municipio de mayor a menor representación. Balduz ha sido el único regidor de Pamplona que no ha lanzado el chupinazo, puesto que lo cedió a una edil de UCD en mil novecientos ochenta y uno y a una compañera de partido en mil novecientos ochenta y tres.

• 2000: César Palacios, capitán del C.A. Osasuna *
• 2001: Fermín Tajadura, presidente del Portland san Antonio Balonmano *
• 2002: Roberto Jiménez Allí (PSN-Partido Socialista)
• 2003: Juan Luis Sánchez de Muniáin (UPN)
• 2004: Jorge Mori Igoa (PSN-Partido Socialista)
• 2005: Idoia Saralegui (IU)
• 2006: Javier Eskubi (Aralar)
• 2007: Yolanda Barcina Angulo (UPN)
• 2008: Uxue Barkos Berruezo (NaBai)
• 2009: Maite Esporrín Lasheras (PSN-Partido Socialista Obrero Español)
• 2010: Mari Ganuza, presidente de la Comparsa de Gigantes *
• 2011: Enrique Maya (UPN)
• 2012: Iñaki Cabasés, (NaBai)
• 2013: Eduardo Vall, (PSN-Partido Socialista Obrero Español)
• 2014: Mikel Martinez, presidente de la Cruz Roja de Pamplona*
• 2015: Javier Aranegui, como representante del Coro Pamplonés* y Chantal Estrada (nieta de Honorio Arteta), en representación de la peña La Veleta*.
• 2016: Jesús Ilundain Zaragüeta, ‘El Tuli’.*

 

El Riau-Riau de los Sanfermines

Este acto tradicional que, no obstante, jamás tuvo consideración de oficial y no se incluye en el programa de fiestas, consiste en que miles y miles de personas ocupen la plaza del Municipio y después la calle Mayor, cantando y bailando el «Riau Riau«, Vals de Miguel Astráin que con el nombre de «La Alegría por San Fermín» fue compuesto a mediados del siglo XIX.

De esta manera se impedía el paso de la Empresa Municipal, en «cuerpo de urbe» que salía de la Casa Consistorial para participar en la misa de Vísperas, en la iglesia de san Lorenzo. La avalancha de vocalistas y danzantes del «Riau Riau» hace que un recorrido de poco más de cuatrocientos metros tarde en completarse múltiples horas.

El Riau-Riau se festejó por vez primera en mil novecientos catorce, y el comienzo de esta tradición se atribuye a Ignacio Baleztena, un carlista que coreando el Vals de Astráin deseó interponerse en el avance de un Municipio políticamente contrario. El festejo cuajó de forma rápida, hecho que fue corroborado por el hecho de que en la década de los años veinte hubo 2 intentos de prohibición por la parte de la Alcaldía.

El Riau-Riau, ya antes de la década de los noventa, solo tuvo un parón, el acontecido entre mil novecientos treinta y dos y mil novecientos treinta y seis (II República) dado a que la Empresa no participó en los actos religiosos.

En mil novecientos setenta y dos, el Riau-Riau fue suspendido por vez primera tras cuarenta y cinco minutos en los que la Empresa apenas pudo avanzar unos metros. Desde este día se sucedieron una serie de Riau-Riaus en los que la tónica general fue el poco avance de la Empresa y la poco a poco más tumultuaria asistencia al acto. De esta forma, en numerosas ocasiones el acto debió ser suspendido sin que la comitiva pudiese llegar a san Lorenzo. El último Riau-Riau que logró esta meta fue el de mil novecientos ochenta y cinco, con una duración de 3 horas y media, a lo largo de las que se interpretó, cantó y bailó el «Vals de Astrain» unas ciento ochenta veces.

En mil novecientos noventa y uno, y debido a altercados políticos, el Riau-Riau debió ser suspendido y no se volvió a festejar hasta mil novecientos noventa y seis, en el que por exactamente los mismos motivos tampoco pudo efectuarse. Desde este año, el Riau-Riau ha estado ausente de las fiestas de San Fermín, si bien de año en año es uno de los temas candentes en el momento de planearse el programa festivo.

Desde mil novecientos noventa y siete, la Peña Mutilzarra se hace cargo de que no se pierda esta costumbre propia de San Fermín y organiza un Riau-Riau alternativo, sin políticos mas sí con la gente de Pamplona que desea preservar la tradición de asistir a Vísperas recorriendo el recorrido entre el municipio y la iglesia de san Lorenzo al son del Vals de Astrain.

El año dos mil doce marcó un momento importante al incluirse el acto en el programa de fiestas. Sin embargo, debió ser suspendido de nuevo frente a la imposibilidad física de salir del Municipio.

En el siguiente vídeo se puede ver el Riau Riau en la Plaza Consistorial San Fermín 6 julio 2016:

El encierro de los Sanfermines

Consiste en acompañar (más bien conducir) a la manada de toros y cabestros hasta la plaza de toros que a las 8 de la mañana salen desde los corrales de santo Domingo, donde han pasado la noche, la carrera tiene una distancia de 849 metros.

El primer encierro de las fiestas es el del día 7 de julio y el último el del día 14.

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Orígenes de los Sanfermines

Los encierros de San Fermín tienen un origen medieval en la «entrada»: los pastores navarros traían a los toros de lidia desde las dehesas de la Ribera de Navarra hasta la plaza Mayor, que servía de chisme taurino al no existir una plaza de toros. La noche precedente a la corrida la pasaban acampados cerca de la urbe y, al amanecer, entraban a la carrera arropados por los toros mansos (cabestros) y acompañados de gente que, a caballo o bien a pie, asistía con palos y chillidos a encerrarlos en los corrales.

En mil setecientos diecisiete y mil setecientos treinta y uno se generan bandos que prohíben correr el encierro. En mil setecientos setenta y seis se edifica el primer vallado hasta la plaza de toros, que estaba en la presente plaza del Castillo. Con el tiempo, a fines del siglo XIX, se pasó de correr detrás de ellos para asistir a encerrarlos y a correr delante; de esta forma se transformó en una costumbre popular. Ya en mil ochocientos cincuenta y seis pasa a llamarse encierro (antes era entrada) y se corren por vez primera por la calle Estafeta. Afirman las crónicas que los primeros en retar las prohibiciones que impedían correr delante de los astados fueron los carniceros del Mercado de santo Domingo, ubicado al lado de la cuesta del mismo nombre. En mil ochocientos sesenta y siete el consistorio dicta un bando para regular la carrera, y se documenta el primer «montón» en 1878

Los cantos de los Sanfermines

Ya antes de correr el encierro, los participantes solicitan ayuda a San Fermín a través de unos cantos que se entonan en la cuesta de santo Domingo (al comienzo del recorrido) cinco, tres y 1 minutos ya antes del encierro; esto es, a las 07:55, 07:57 y 07:59. Desde el año dos mil nueve los cantos se interpretan tanto en español como en euskera. Los cantos son los siguientes:

A San Fermín solicitamos por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición.

Entzun, arren, san fermin zu zaitugu patroi, zuzendu gure oinak entzierro hontan otoi. ¡Viva san Fermín! ¡Viva! Gora san fermin! Gora!

La versión en español de este canto dedicado al santo era y es una parte del himno de una de las peñas de jóvenes más viejas de la urbe, La Única (fundada en mil novecientos tres). La estrofa en cuestión fue añadida por un miembro de los Iruñako a la composición del profesor Turrillas para esta peña.

En el siguiente vídeo puedes ver el cántico de los mozos al santo es un ritual de obligado cumplimiento que se repite desde 1962. En el primer tramo del recorrido (cuesta de Santo Domingo), frente a la hornacina del santo, que se encuentra en una pequeña brecha excavada en la piedra y adornada con un panel que porta los pañuelos de las peñas, los mozos se encomiendan a San Fermín pidiendo su protección durante la carrera.

Recorrido de los Sanfermines

El recorrido se efectúa durante las calles de la Parte Vieja de Pamplona. Da inicio en los corralillos de la cuesta de santo Domingo, subiendo hasta la plaza Consistorial (plaza del Municipio) y virando por la calle Mercaderes, para acceder a la calle Estafeta que conduce por último por el tramo de Telefónica hasta el callejón que entra a la plaza de toros. El trayecto original acababa en la plaza del Castillo, y ha variado durante la historia, siendo en mil ochocientos cincuenta y seis la primera vez que discurrió por la calle Estafeta. El rincón entre Mercaderes y Estafeta es un sitio muy pedido por los fotógrafos, y es en esta última calle donde se puede ver el tramo recto más largo de los encierros.

La manada traza el recorrido completo en unos 4 minutos de media, a unos 25 km/h. La manada está compuesta por 6 toros y 8 cabestros, seguidos de unos jóvenes que hacen de pastores caso de que los toros o bien los cabestros se queden atrasados. Los pastores van identificados con un brazalete, en la actualidad de color verde, y últimamente han adoptado una vestimenta de ese color para distinguirse mejor del resto de participantes en la carrera. La ganadería de los toros cambia día tras día, participando por consiguiente ocho ganaderías durante los Sanfermines.

A lo largo del encierro de los Sanfermines

El encierro se puede observar en los vallados de madera que se instalan durante las calles (si bien va a haber que situarse en los lugares convenientes cerca de 2 horas ya antes del inicio), desde algún balcón privado a costes bastante costosos, o en la propia plaza de toros, donde va a haber que abonar un escaso costo los días festivos y fines de semana, siendo el resto de días gratis la entrada.

Hay ciertas reglas de seguridad para correr el encierro que todos y cada uno de los jóvenes deberían conocer. Estas incluyen no levantarse de manera inmediata en el caso de caída y cubrirse la cabeza con los brazos en situación fetal, bajo peligro de cornada grave por la parte de los toros. Asimismo es esencial tomar por el interior la curva de Mercaderes con Estafeta, en tanto que si los toros vienen rapidísimos o bien está el suelo escurridizo, acostumbran a pegar con su masa contra el vallado protector del exterior de la curva. Está del mismo modo prohibido correr el encierro con mochilas o bien cámara de fotografías o con camaras de vídeo.
Desde los registros oficiales, en mil novecientos veinticuatro, se contabiliza la muerte de quince personas. La última víctima mortal ha sido un joven de veintisiete años de Alcalá de Henares, que fue empitonado en el cuello por el toro «Capuchino», de la ganadería de Jandilla, en el tramo de Telefónica en el cuarto encierro de los Sanfermines de 2009.

Al finalizar los Sanfermines

Cuando todos y cada uno de los toros se hallan ya en los corrales de la plaza, los corredores aguardan en el ruedo a que se suelten reses bravas. Es frecuente que la gente se ponga sentada en frente de la puerta de salida, a fin de que la vaquilla pase por encima. Bastantes personas son arrolladas por la vaquilla, en parte debido a que con tanta gente participando de la actividad es bien difícil saber en que dirección se mueve el animal. Es de máxima importancia destacar que, en contraste a lo que pasa en una buena parte de cosos en que se festeja suelta de vaquillas, en Pamplona está prohibido terminantemente maltratar a los animales, dar patadas, subirse encima, cogerlas del rabo o bien afín. El transgresor de esta regla acostumbra a ser amonestado de manera contundente por la multitud y además de esto se expone a una fuerte multa.

Anécdotas de los Sanfermines

• En la película Día y noche de 2010, protagonizada por Tom Cruise y Cameron Díaz, ubican los encierros de San Fermín por las calles de Sevilla. El rodaje de dichas escenas se hicieron entre Cádiz y Sevilla.

Las zonas de la celebración de los Sanfermines

Burgo de San Cernin
Engloba múltiples calles: san Lorenzo, Jarauta, la plaza de Virgen de la O bien, la plaza de Recoletas e inclusive la calle Eslava.
En estas calles resaltan por el hecho de que en ellas están la mayor parte de los locales de las peñas.
La Navarrería
En exactamente la misma zona se pueden incluir, las calles del Carmen, Calderería, san Agustín, Tejería, Navarrería, y la zona de la catedral.
Población de san Nicolás
Lo que se acostumbra a llamar san Nicolás es una zona que engloba desde la calle Ciudadela, pasando por san Gregorio, hasta la propia san Nicolás, y las que le rodean, que son la calle Comedias, Lindachiquía y la esquina de san Nicolás, a medio camino entre la plaza de san Nicolás y el camino de Sarasate.
Plaza del Castillo, Labrit y Estafeta
Esta es la zona donde más turistas extranjeros se pueden hallar durante las fiestas, y donde son usuales las terrazas de los establecimientos hosteleros.

Aledaños de la plaza de toros (calles Olite, Roncesvalles y Arrieta)
Entre las 16:00 y las 23:00, singularmente, en las horas anteriores y siguientes a la corrida de toros diaria (que dura entre las 18:30 y las 20:30 más o menos) se ubica la zona de celebración de la gente que va a la corrida o bien desea ver el entorno anterior y siguiente a esta, como son la entrada y salida de peñas. Los bares se ubican en las zonas más cercanas a la plaza de toros de las calles Roncesvalles, Olite y Arrieta.

Otras actividades festivas de los Sanfermines

Si bien el encierro es el factor más conocido de los Sanfermines, muchas son las actividades previstas en estos días: la procesión del día siete, solemnidad de San Fermín, es un acto que convoca a bastante gente de la urbe, lo mismo que las vísperas en la tarde del día seis. Todos y cada uno de los días sale la comparsa de gigantes y cabezudos (tradición natural de Pamplona que se ha extendido a otros puntos de España), así como los kilikis, que atraen a numerosas familias con pequeños. Por la tarde, es muy vistoso el desfile de «caballeros en plaza»: los alguacilillos y las mulillas van a la plaza de toros desde la plaza del Castillo. Las corridas de toros tienen un carácter especial: prima el toro, con un certamen entre ganaderías.

El entorno es festivo y en ocasiones irrespetuoso. Los puristas no aprecian esta plaza; otros resaltan el entorno de insuperable. La salida de las peñas forma una parte del ritual. De noche, la multitud prefiere los fuegos de colores (en un bien dotado concurso patrocinado por el Municipio), lanzados desde las 23 horas desde el interior de la Ciudadela, al paso que los románticos se quedan con el «encierrillo»: la llevada de los toros que van a ser lidiados al día después (y ya antes van a correr el encierro) desde los corrales del Gas, donde han estado desde su llegada a Pamplona, hasta los de la cuesta de santo Domingo, lugar desde el que da comienzo el encierro. Se hace en penumbra, acompañados los toros solo por los cabestros y los pastores, bordeando las murallas.
La música juega un papel esencial en los Sanfermines: desde las dianas de «La Pamplonica» hasta los pasodobles en las corridas de toros, el entorno musical es dominante. Aparte de la actividad de la banda municipal, entre la música más popular de las charangas (o bien «txarangas», conforme se prefiera una ortografía o bien otra) y los conciertos organizados por el Municipio tienen un extenso abanico, en el que no falta un tradicional concierto de la Coral de la Cámara de Pamplona en el Teatro Gayarre.

Al lado de esto, son muchas otras las actividades: a última hora de la mañana, el apartado de los toros que se tienen que lidiar por la tarde se ha transformado en un acto social, al paso que las cuadrillas prefieren contar con unas mesas para el almuerzo en ciertas calles de la parte vieja de la urbe.

 

Los gigantes, kilikis y zaldikos de los Sanfermines

Los Gigantes de Pamplona tienen 156 años de historia, son uno de los símbolos de la celebración. Son unas figuras de madera, cartón y lona con porte soberbio que van con su cohorte de kilikis, cabezudos y zaldikos. Juntos forman la Comparsa, comitiva que no falta una sola mañana a su cita sanferminera y que, por otra parte, sale a la calle para otras grandes ocasiones puntuales. Tras cada pareja de gigantes están los comparseros, gaiteros y txistularis que marcan su paso.

Los gigantes actuales fueron efectuados por Tadeo Amorena, tras propuesta de él mismo en el 1860, y que tras el éxito de la primera pareja tuvo el encargo del Municipio de Pamplona de efectuar las otras 3 parejas para los Sanfermines de ese año. 4 parejas que representaban a las razas del planeta y a los continentes, si bien no hay pareja que represente a Oceanía: la blanca, la pareja de reyes de Europa, la amarilla la pareja de reyes de Asia, la mora-negro-africana, la pareja de reyes de África (caracterizados por tez morena) y la indio-americana, la pareja de reyes de América (estos últimos son los caracterizados como negros). Su peso fluctúa entre los 59 kilogramos de la reina europea y los 66 del rey africano, y la altura alcanza los 4 metros. No obstante, la presencia de gigantes en las fiestas está documentada en la segunda década del siglo XVI por José María Corera, y conforme la novela de Arturo Campión Don García Almoravid podían antedecer a la procesión de San Fermín nada menos que en 1276, si bien no hay datos fiables de su rigor histórico.

La comparsa está compuesta por los 8 gigantes, 6 zaldikos (caballos), 5 cabezudos con los nombres de «Regidor», «Concejal», «Nipón», «Nipona» y «Abuela», y 6 kilikis (cabezudos con verga blanda que usan para pegar a los pequeños y mayores) que se llaman: «Verrugas», «Napoleón», «Barbas», «Coletas», «Patata», «Caravinagre».

La comparsa ha viajado a Barna, la Expo de Sevilla, New York, Dax, san Juan de Luz, san Sebastián, Yamaguchi, Pau… De todas y cada una de las visitas la más renombrada fue la de la ciudad de New York con ocasión de la Feria Internacional de 1965 que se festejaba «La paz por el Entendimiento». La composición de la comparsa es cosmopolita, en tanto que sus figuras representan los 4 continentes (Oceaníano tiene reyes) con una pareja de reyes asiáticos, otra de africanos y otra de americanos negros incluidas, que no pudo viajar a New York por razones de ocasión política.

Los fuegos artificiales de los Sanfermines

A las 23h, todas y cada una de las noches, los visitantes se preparan para presenciar la quema de la pertinente compilación pirotécnica, de entre una cuarta parte de hora y veinticinco minutos de duración. Como prácticamente todos los actos de las fiestas son sin coste, si bien al Municipio le cuestan pasados los veinticuatro mil euros y se presentan las mejores casas de de fuegos artificiales de Valencia, Zaragoza, Italia…


Su historia se remonta al siglo XVI y prácticamente corre pareja a los precedentes de los gigantes. El fuego siempre y en toda circunstancia ha sido un factor substancial en las celebraciones y ritos de esta tierra. Pamplona acoge desde mil quinientos noventa y cinco la quema de fuegos de colores en San Fermines. Primero fueron modestos cohetes y bombas niponas en la Plaza del Castillo y el día de hoy son majestuosas compilaciones pirotécnicas lanzadas desde al Ciudadela.

Proyecto del Museo de los Sanfermines y Museo del Encierro

En la primera década del siglo 21 se efectuó un proyecto para la construcción de un museo de los Sanfermines y centro temático del encierro, con la intención de recoger todo aquello relacionado con los sanfermines. Este proyecto se paralizó tanto por el pleno municipal de Pamplona, como por el Parlamento de Navarra, dada la situación de crisis económica.

Hemingway, Pamplona y los Sanfermines

Ernest Hemingway vio por vez primera los Sanfermines de Pamplona con solo veinticuatro años en 1923 acompañado de su primera mujer, Hadley Richardson. Esa estancia inspiraría múltiples de sus novelas y sería la primera de una serie de visitas que se extenderían a lo largo de muchos años. Su última visita se generó en 1959. Hemingway fue un enorme seguidor de las ferias taurinas, no se perdía una corrida. En 1926 publicó la novela que lo transformaría en un escritor de éxito, Fiesta (The sun also rises), que contribuiría a entregar a conocer los Sanfermines al mundo entero. Desde entonces los Sanfermines dejarían de ser una celebración de carácter primordialmente local para percibir un año tras otro una esencial cantidad de visitantes extranjeros. Desde la publicación de su novela, un alto número de norteamericanos decidieron visitar Pamplona en San Fermín. Entre ellos, resaltan David Balck (cuarenta visitas); Matt Carney; Alice Hall; Joe Disler; Ray Morton; el dramaturgo Arthur Miller y su mujer, entre otras muchas celebridades norteamericanas.

El que sería premio Nobel de literatura en el año 1945 narra en si libro Fiesta diferentes escenas inspiradas en lo que pudo ver en los Sanfermines. Por servirnos de un ejemplo, relata uno de los hechos que más le impresionó en una de sus visitas, la muerte de un joven por asta de toro. Probablemente esta muerte falsa estuvo inspirada en la muerte real de Esteban Domeño en 1924, el primer fallecido oficial de los Sanfermines. Hemingway emplea datos falsos para contar de la próxima forma la muerte del mozo: «Más tarde supimos que el hombre fallecido por el toro se llamaba Vicente Girones y que venía de cerca de Tafalla. Al día después en el diario leímos que tenía veintiocho años y que tenía una granja, una esposa y 2 hijos. Tras casarse había seguido viniendo a las fiestas cada año».

Seguridad de los Sanfermines

Para las corridas de 2009, el Municipio de Pamplona inicio una coordinación con el Plan de Protección Civil para las fiestas contase con el apoyo de unas 2500 personas efectuando labores que van desde seguridad ciudadana, asistencia sanitaria, prevención, control de accesos y tareas relacionadas con los encierros y limpieza. Unas 1380 personas se encargan de la Seguridad Ciudadana: 430 son policías municipales, 350 forales y 250 guardas civiles, cuya presencia va a estar en los fuegos, la feria de ganado o bien en controles de tráfico en la periferia, conforme ha informado el Municipio de Pamplona.

Unas 685 personas van a trabajar en tareas de sanidad: 315 en la Cruz Roja y 350 en la DYA, aparte de 20 personas del equipo de Atención Primaria del Gobierno de Navarra y su personal ordinario. También se planea emplear a 200 auxiliares de protección civil en tareas de prevención y control de accesos, aproximadamente unas 75 personas en trabajos de carpintería en el vallado del encierro, 15 pastores y dobladores. Unas 150 personas van a trabajar en tareas de limpieza, 20 personas en el bienestar social y coordinación. Además de esto, la Junta de Protección Civil notificó que se aplicará un antideslizante en el recorrido del encierro para evitar posibles caídas.

Desde la existencia de registros oficiales, en 1924, se contabiliza la muerte de quince personas en los encierros. Un estadounidense de veintidos años, a lo largo de una corrida en 1995 fue la anteúltima víctima mortal por una cornada. El diez de julio de 2009 se generó el último accidente mortal, Daniel Jimeno Romero, un joven de España de veintisiete años, natural de Alcalá de Henares.

Entre los años 1997 y 2009 6 personas han fallecido por caídas desde las murallas de la urbe a lo largo de los Sanfermines.

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